¿En qué debe pensar un periodista cuando sale a la calle, armado con libreta, grabador y preguntas? ¿En sus lectores, en los dueños del medio, en su propia reputación? ¿Cómo aborda una reportera el dilema de chocar de frente con que la protagonista del escándalo de corrupción es una empresa del grupo al que pertenece su medio? ¿Se calla y no reporta nada o trabaja el tema y le deja la censura a otro? ¿Se traga la indignación al descubrir que la libertad es relativa o busca salida para el tema en otro lado? ¿Qué hace un editor si áreas como ventas y mercadeo inciden en los contenidos que, según aprendió en la universidad, son el sagrado patrimonio del pueblo? ¿Se niega a publicar o comienza a ceder espacios a los publirreportajes? ¿Cómo reacciona una periodista que no gana ni RD$25,000 en un mes cuando su fuente le ofrece un “trabajo a medio tiempo” que implica retribuir con silencio o favores el soborno que le garantiza una mejor vida a su familia? ¿Se queda con su salario de miseria y su dignidad o comienza a negociar con sus palabras? ¿Cómo actúa un reportero gráfico cuando le instruyen a “sacar bonito” algo que no lo es para con ello engañar a la audiencia y favorecer intereses particulares?
¿Modifica sus en- cuadres para recibir los beneficios de la manipulación o presenta la imagen como la ha presenciado? ¿Quién pelea por los y las periodistas y sus condiciones de vida, de trabajo? ¿El Colegio de Periodistas, el Sindicato, los ejecutivos de medios? ¿Quién comprende las emociones encontradas cada vez que cubren un asesinato, la violación de una niña, un feminicidio, un decomiso de droga, una tragedia, un huracán? ¿Quién les defiende cuando las horas de trabajo se extienden, los salarios de achican, el tiempo de estudio, reflexión se hace casi inexistente? ¿Quién les consuela cuando tienen que dejar a su familia para dedicar horas interminables a un ejercicio apasionante pero ingrato? ¿Quién da la cara por los periodistas cuando mercaderes de la palabra quieren ensuciar el digno nombre de una profesión sin la cual no hay democracia? ¿Quién practica una profesión en la que si te critican es malo, pero si te alaban es sospechoso? En fin, ¿quién puede entender el mundo sin periodistas que hurguen, que fastidien, que se empecinen, que agüen la fiesta? A esos y esas periodistas de verdad, ¡chapó! *Un guiño para Inéz Aizpún y su columna “Preguntas”, sobre el matrimonio homosexual.
María Isabel Soldevila
maria.soldevila@listindiario.com
CON MIS OJOS
Listín Diario
http://www.listin.com.do/puntos-de-vista/2013/4/7/272222/Periodismo-o-propaganda
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