Foto: acento.com.do
No eres más que un simple cobijo en mi cabeza
¡pero te quiero!...¿sabes?
Aunque muchos se burlan y desdeñan
eres la sombra para mis ojos
en una tibia mañana;
juguete entre mis manos
cuánto silencio guardas
de mis devaneos y mis trasnoches…
Eres simple quizás
como una tarde en que las hojas caen
y las ramas se agitan por el viento
amigo…¡amigo sí!
Cuando una lágrima se alborota entre mis ojos.
Escurriendo lenta, singular,
para saciar la sed entre mis labios.
Amigo… ¡amigo sí!
Con olor a a pimiento morrón
que acaricias mi extensa frente
y pintas mis canas con el tiempo.
Sé que voy a dejarte, en ese quinqué donde reposas siempre
donde te quedas solo, cuando termina el día;
solo
muy solo.
El Poeta Irreverente
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