Perdoné errores casi imperdonables.
Intenté sustituir personas insustituibles y olvidar personas inolvidables.
Me decepcioné de seres que pensé que nunca me decepcionarían.
Sonreí cuando no podía y derramé lágrimas cuando no debí hacerlo.
Hice amigos eternos que solo fueron pasajeros.
Lloré amargamente recordando tiempos pasados.
Llamé muchas veces solo para escuchar una voz.
Pensé que me moría de tanta tristeza, de tanta soledad...de tanto dolor.
Tuve mucho miedo de perder a alguien tan especial.
La que finalmente perdí.
¡Pero sobreviví!
¡Y todavía sigo vivo!
Aprendí que a veces el que arriesga no pierde nada.
Y que perdiendo también se gana.
¿Por qué no hace usted lo mismo?
Marihal / Desde La República Dominicana
Fuente: Código de Sanación
2 comentarios:
Eso es cierto. ...yo también sobrevivi.....
Lindo mensaje.
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