¡Sorpresa!
Un apreciado compañero de trabajo, preocupado se me acerca y me muestra un mensaje en su móvil.
Alguien a quien recurrió en ayuda (no económica), su expareja, le había enviado un mensaje de texto de tan solo 15 palabras. Cuando lo leí quedé anonadado, no creía posible que alguien utilizara un medio electrónico para terminar una relación, una amistad de larga data tan crudamente.
Me comentó que pasaba por un momento muy difícil de salud y que esa era la persona en quien más confiaba para aminorar las penurias por las que estaba pasando, que si había alguien que pensaba que no le sacaría el cuerpo sería ella.
Las cosas no son siempre como uno piensa, las decepciones vienen de cualquier lugar y de quien uno menos espera. Lo consolé manifestándole que quizás esa persona no se merecía su pena ni su congoja y lo que me contestó es comprensible.
No le duele tanto el desdén ni la ingratitud, lo que más lo incordia es la forma como lo hizo, un mensaje de SMS en su celular.
Mi escueta respuesta fue que así son las cosas en los 2000's, o te acostumbras o pereces. Son las sorpresas de la modernidad, acostumbrémonos todos.
Luis Del Monte / Desde La República Dominicana
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