Cuando el 16 de agosto 2012 el presidente Danilo Medina juró ante Dios y el pueblo que respetaría y haría respetar la Constitución, el PLD reunía en su seno y entorno a todas las fuerzas que había acumulado en los más de 42 años de existencia.
Mantenía intacta a su alrededor la formidable estructura político-electoral construida por dirigentes como Tonito Abreu, Rafaelito Alburquerque, Norge Botello, Danilo Medina, Felucho Jiménez y muchos otros.
Y contaban también el PLD y sus aliados con el gran liderazgo social e influencia irradiados por sus presidentes y líderes Juan Bosch y Leonel Fernández.
Mientras el presidente Medina aseguraba que él no se reelegiría, que no le interesaba ser líder y que no estaría ni un día más en el poder, completados sus 4 años, el PLD y aliados eran una sola y poderosa fuerza.
Hasta anunciar que jamás intentaría reelegirse porque para ello un presidente debía tener la capacidad de tragarse un tiburón podrido, sin eructar, y esconder bien hondo sus escrúpulos, aún el PLD seguía fuerte y unido como un andullo.
Pero la avaricia rompe el saco de la ambición. Los hechos posteriores evidenciaron que las frases del presidente Medina eran un tente allá para ganar tiempo mientras articulaba su estrategia para tratar de reelegirse.
Eso del presidente decirle una cosa a la gente, para luego salirle con otra, ya se sabe que ha hecho estragos en la popularidad de que disfrutó en el pasado, lo cual está plasmado en todos los sondeos hechos por las ediciones digitales de Listín Diario, Hoy, el Caribe, El Día, y otros medios, y en encuestas no manejadas por el gobierno, como la CIES International, según la cual Medina apenas contaba a final de octubre con un 37%, y Luis Abinader pisándole los talones con un 29%.
El desguañangue que representa esa caída de la popularidad de Medina, ha incluido la ruptura con influyentes figuras como Max Puig y Alianza por la Democracia, Marino Vinicio Castillo y Fuerza Nacional Progresista, los partidos Quisqueyano Demócrata y de la Unidad Nacional.
También han roto con el PLD los diputados Minou Tavárez Mirabal, Guadalupe Valdez, Vinicito Castillo Semán, Manuel Jiménez, Víctor Sánchez, Luisín Jiménez y una gran cantidad de candidatos a senadores, diputados, alcaldes, directores de distritos, regidores y vocales, muchos de ellos integrantes del Comité Central, líderes provinciales, municipales e intermedias.
Son dirigentes que junto a sus equipos representan pérdidas netas para el caudal electoral con que contó el PLD hasta las pasadas elecciones, como el diputado Sánchez, de Azua, el más votado en todo el país, o José Andújar, el más importante líder morado de Santo Domingo Oeste.
El desguañangue provocado en el PLD por la desmedida ambición continuista no es sólo cuantitativo, vale decir, de la cantidad de figuras, dirigentes y cuadros populares que no tendrá ya el PLD trabajando en su favor.
Ese desguañangue es también de orden cualitativo, como lo veremos en el artículo del próximo viernes.
Nelson Marte
elCaribe
Arte: kedificil.com
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