El presidente Danilo Medina y Margarita Cordero. (Nos esmeramos para la 'Dama de Hierro'. Puro arte.)
La entrega del Premio Nacional de Periodismo a la veterana Margarita Cordero representa mucho más que una placa y unos cuantos pesos.
En este tiempo de crisis generalizada, donde la chabacanería, la manipulación y la corrupción están al doblar la esquina, el otorgado a ella es el reconocimiento oportuno al único periodismo que conozco: el que se construye a golpe de verdad, contextualización, ética y responsabilidad social.
Que sea ella y no un vendedor de cuartillas, alienta. Parece que la esperanza aún vive en el sombrío panorama de este arte-oficio.
Y ese no es periodismo bueno; sencillamente es periodismo. Porque si se acepta tal apellido, admitiríamos la existencia de uno malo. Y no es así. El denominado malo –que presenta carácter epidémico– es estercolero insufrible o cualquier otra cosa dedicada al chantaje, la extorsión, a los asesinatos de reputación y a la búsqueda de dinero. Jamás periodismo.
MC es periodista. Y hace periodismo.
Con ella he compartido dos experiencias hermosas: durante varios años en el periódico El Siglo (desde su fundación en 1988) y en 7días.
Su formación intelectual es sólida. Lectora insaciable. Crítica… y muy autocrítica. Radical hasta rabiar en la construcción de una agenda propia para no atarse al declaracionismo y el denuncismo.
Exigente con la contextualización de los relatos. Más dura aún con la corrección lingüística y la precisión de los datos en las historias. De muchos periodistas, le desconciertan la apatía por la lectura y su pasmosa indiferencia por los desaguisados cometidos. Casi se infarta cuando, a falta de recursos o de talentos, se le alejan los objetivos primarios de su quehacer profesional.
De momento, MC –así le llamo– semeja una mujer impenetrable. Pero, ya a su lado, todo lo contrario. Cariñosa, honesta, reconoce talentos, los alienta y siente orgullo por ellos. Amén de diferencias ideológicas, el sentimiento y la lealtad le brotan a borbotones.
Por eso y más, he sentido gran orgullo al verle este lunes 16 de noviembre, en el Palacio, recibiendo del presidente Danilo Medina el premio a sus años de entrega a esta profesión. Hace mucho que se lo merecía.
Que sea ella y no un vendedor de cuartillas, alienta. Parece que la esperanza aún vive en el sombrío panorama de este arte-oficio.
Tony Pérez
7dias
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