Surelly Carmen Bonilla, entrevistada por Roberto Cavada.
"Richard de los Santos Gómez, hermano del alcalde Juan de los Santos (Juancito Sport), acorraló a mi esposo hasta la desesperación"
La esposa del ingeniero homicida Surelly del Carmen Bonilla Reyes dijo anoche que teme por su vida y solicitó protección al procurador general de la República, Francisco Domínguez Brito. Agradeció que el procurador le concedió la protección y que a partir de ese momento tiene guardaespaldas.Entrevistada anoche por Roberto Cavada en la emisión estelar de Telenoticias, en el Canal 11, explicó que cuando recibió el cadáver ayer a las 11:30 de la mañana la estaban persiguiendo, aunque atribuyó esa persecución a miembros de la prensa.
Dijo que hizo un sepelio accidentado con la asistencia de algunos miembros de la familia por el temor que sentía.
El cadáver del ingeniero Luis Esmerlin Féliz Féliz, fue velado ayer en la funeraria municipal de Los Girasoles y sepultado en el cementerio Cristo Redentor.
“Se decían mucha cosas, sentía temor porque creían que la familia de Juancito podía tomar represalia”.
Durante la entrevista que duró 45 minutos explicó que informó al procurador general de la República de lo todo lo que le acontece.
Dijo que Richard de los Santos Gómez, hermano del alcalde Juan de los Santos (Juancito Sport), acorraló a su esposo a pesar de que éste estaba en la disposición de pagar pero no en las condiciones que exigía Richard.
“Los acorraló hasta llevarlo a la desesperación”.
Precisó que lo velaron en esa funeraria porque no sabías en quien confiar porque el cuerpo le fue entregado a las 11:30 de la mañana y llegó a las 1:30 de la tarde a la funeraria y que el velatorio se produjo en privado con los cinco hijos que tenía Féliz Féliz.
“Nos estaban persiguiendo iban a una a alta velocidad con destino a la funeraria”.
El embargo
Bonilla Reyes dijo que no se trató de un embargo sino un atropello donde se presentó una “turba” de 25 hombres. Explicó que a los empleados de la oficina ubicada en la calle Altagracia, número 37, San Carlos, los trataron a punto de pistola, y que en la casa los hombres que llegaron se comieron la comida que estaba preparando la trabajadora.
Pedro Castro
El Nacional
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