Luis Encarnación.
El acuerdoAun cuando la alianza natural y esperable en la actual coyuntura era entre reformistas y peledeístas, en el acuerdo que fi nalmente se produjo entre el PRM y el PRSC los negociadores quisieron ser prácticos y aplicar la tesis del “ganar ganar” las partes. El candidato Luis Abinader y el PRM -buscan el poder, pero no tienen nada que perder- ganan en este entendimiento al colocarse en la casilla 3 de la boleta, pero también al crear la expectativa de ganar espacio político y de ampliar la masa de votantes en los comicios del 2016. Los reformistas liderados por Quique Antún, a los que el PLD en el gobierno no podía ofrecerle mucha cosa por su abanico de compromisos, con los propios y con los aliados, dan un palo por los 411 con 50 candidaturas a diputados, igual número de alcaldías, 85 distritos municipales y hasta la posibilidad de la “vice”, entre otras cosas que los morados no podían darles.
El PRM, que nos es moderno ni es mayoritario, se beneficia de esta alianza con los reformistas que controlan la franquicia, de los recursos que reciben de la JCE los discípulos de Balaguer, pero el acuerdo le puede ocasionar un lío interno de marca mayor, por una cuestión elemental de compromisos previos de “sombreros” para los que ya estaban incorporados, como fue el caso de Héctor Guzmán. Si iba solo, el PRSC corrían el riesgo de perder el reconocimiento, pero el trato con el PRM - que hace recordar lo mal que le fue con las “alianza rosada”– lo empuja a una división segura, a partir de la posición pro PLD de Modesto, Alexandra, Lila y Collante, entre otros “compatriotas”.
Pero el acuerdo, que no es ideológico ni de principios, no repara en que Luis y Quique tienen discursos opuestos sobre la soberanía y el tema migratorio, al tiempo que deja mal parados a los que criticaron a Miguel por su alianza con Danilo, así como a activistas y “amarradores” de la sociedad civil que vendían la idea de “un cambio” (¿). De entrada, ya produjo el anuncio de salida de un aliado y, de seguro, pone ahora más lejos la posibilidad de una eventual llegada de figuras como Guillermo Moreno y Minou Tavárez.
Dato: al medirse Luis y Quique, el PLD aupará al segundo (¿).
Pero el acuerdo, que no es ideológico ni de principios, no repara en que Luis y Quique tienen discursos opuestos sobre la soberanía y el tema migratorio, al tiempo que deja mal parados a los que criticaron a Miguel por su alianza con Danilo, así como a activistas y “amarradores” de la sociedad civil que vendían la idea de “un cambio” (¿). De entrada, ya produjo el anuncio de salida de un aliado y, de seguro, pone ahora más lejos la posibilidad de una eventual llegada de figuras como Guillermo Moreno y Minou Tavárez.
Dato: al medirse Luis y Quique, el PLD aupará al segundo (¿).
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