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martes, 14 de septiembre de 2010

Banco bueno, banco malo, la experiencia de RD



Al final, mediante ese mecanismo de saneamiento de los bancos en problemas, y una vez decidida la intervención del gobierno en el salvataje, las pérdidas resultan menores
George Soros, el mago de las especulaciones financieras, ha retomado las propuestas discutidas en Inglaterra y en los Estados Unidos, pero desoídas por los gobiernos, de acelerar el proceso de saneamiento de los bancos en aquellos países que se embarcaron en los negocios subprime.

La idea de separar los activos dañados (basura) de los activos buenos, los activos con calidad de retorno, es vieja, y en el caso de la crisis bancaria dominicana del 2002 al 2004 fue puesta en práctica, a pesar de las críticas locales, en algunos casos de expertos que no manejaban información suficiente o de simples opinadores e ignorantes consuetudinarios.

El punto de enfoque era tratar de “no perderlo todo” mediante una cirugía financiera que separara los activos malos (banco malo) de los activos buenos (banco bueno). Al final, mediante ese mecanismo de saneamiento de los bancos en problemas, y una vez decidida la intervención del gobierno en el salvataje, las pérdidas resultan menores.

Soros, tratando el mismo tema durante su intervención en el foro de Davos, ha propuesto: “el Gobierno tendría que recurrir a una fórmula de banco bueno/banco malo: los activos dañados, el valor de mercado vigente y la deuda subordinada permanecerían en el banco malo y la inyección de nuevo capital entraría en el banco bueno. Los accionistas y los titulares de deuda subordinada perderían gran parte de su dinero o todo él, exceptuado el derecho a subscribir acciones del banco nuevo”.

Si se revisa la ley sobre resolución de crisis bancaria aprobada en el 2004, con la asistencia del Fondo Monetario Internacional, la República Dominicana se dio una legislación  que recoge esas propuestas. Es una legislación de antes de agosto del 2004, valga la aclaración.

Si los supervisores bancarios que manejaron el sector, desde los grandes cambios que relajaron la supervisión a inicios de la década pasada, hubiesen trabajado con el libro, es posible que la crisis del 2002-04 no se hubiese producido en el país.

La idea de separar los activos en función de su calidad parte del principio, racional en economía financiera, de reducir las pérdidas al máximo.

En los tres casos, Baninter, Bancrédito y Mercantil, los activos malos fueron separados de los buenos. Se hizo a pesar de que el Baninter no iba a ser vendido, sino liquidado. Y se hizo porque si bien el Baninter se iba a liquidar, era preciso conocer cuáles activos servirían para reducir la enorme emisión de dinero que produjo el respaldo a los depositantes. Y dio sus frutos, pues una buena parte de esos activos fueron vendidos en forma de cartera al Scotia Bank y antes del Scotia al mismo Banco de Reservas.

En el caso de Bancrédito se siguió el mismo procedimiento. En principio, las autoridades siguieron los estados financieros presentados por los administradores y el desembolso anunciado se aproximaba a los 10 mil millones, pero con la salvedad de que si apareciera algún banco oculto se reformularía el acuerdo, el depósito hecho por los administradores en cuenta intervenida en el Banco Central no se aplicaría a la deuda del mismo Banco Central sino al capital del nuevo banco que surgiera.

Para no alargar el cuento, los activos oficiales de Bancrédito, según el estado financiero presentado, eran de unos 13 mil millones, pero al entrar al banco la nueva administración y las autoridades, locales y extranjeras, comprobaron que los activos, con garantías a vinculados, con préstamos no transparentados se dispararon a unos 26 mil millones, al doble.

Con el Mercantil sucedió lo mismo, pero en menor magnitud dado el tamaño del banco. Esos tres bancos y el Progreso siguieron el mismo esquema de falsificación de estados financieros, ocultando operaciones gigantescas.

En los tres casos, los activos malos pasaron al Banco Central que lo recibió a cambio de la asistencia para fortalecer “al banco bueno” o para evaluar los activos reales o con posibilidades de recuperación. El ejercicio, además, sirve para identificar los fraudes financieros y establecer probables responsabilidades civiles y penales en la administración de fondos de terceros.

La crisis mundial actual ha rescatado como valedera la experiencia dominicana de la crisis bancaria del 2002-03.
Félix Calvo
http://7dias.com.do/app/article.aspx?id=43646
6 de febrero de 2009

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