Hay bocas en las cuales la verdad no duele. Es el caso del expresidente Leonel Fernández, quien dijo el jueves, en una actividad promocional de sus aspiraciones presidenciales, que “hay que respetar la Constitución”, según la edición digital de este diario del día siguiente. La frase en alguien que la violó sistemáticamente en sus tres mandatos nos muestra su dimensión política y personal verdadera.
Obviamente, no le basta con haber gobernado durante doce años, tiempo en los que complotó para preservar, aún fuera del poder, el control del aparato judicial y parte del Congreso, con lo cual manipula todavía la actividad política, cobijándose en un manto impúdico de protección judicial, que lo convierte en una amenaza real para la democracia dominicana.
La frase es una inequívoca señal de su decisión de llegar hasta las últimas consecuencias, no importa el precio. Y está dirigida obviamente a la corriente que auspicia dentro del PLD una nueva postulación del presidente Danilo Medina. Sin embargo, pudiera volverse contra sí mismo, por cuanto deja abierto un resquicio a la división, no descartable en el ambiente ríspido con que dentro del partido y en el de algunos de sus aliados, se combate al gobierno. Esto así porque la quiebra de la unidad partidaria afectaría su eventual candidatura, en el caso hipotético que su empuje y el de su gente termine imponiéndose, a despecho del elevado y creciente nivel de rechazo que él inspira.
Lo más revelador de su declaración, según se leyó en este diario, es que mientras se discutía en el 2010 la nueva Carta Magna, él propuso una modificación al modelo entonces vigente de dos periodos eliminando el “nunca más” y así poder regresar en el 2016. Su propuesta finalmente acabó cerrándole el paso de la reelección a su sucesor, para dejarse libre el camino a un retorno triunfal. Por eso se le llama al papel que él tanto violó “la Constitución de Leonel Fernández”.
Miguel Guerrero
La Columna de Miguel Guerrero
elCaribe
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