Al calendario de Abel Martínez –en el que hace alarde de su belleza física– muy pocos han hecho caso. Mayor repercusión ha tenido el agudizamiento de la crisis en las relaciones de República Dominicana y Hatí, por un lado y, por otro lado, la aprobación, con mayoría relativa o simple, de la Ley de Partidos, de manera sustancialmente reducida.
Desvirtuar el espíritu original de la Ley de Partidos Políticos se percibe como un exceso más de los tantos que suele cometer el oficialismo, pero no relega para nada la noticia de la llegada al país de Quirino Ernesto Paulino Castillo y las acusaciones hechas en contra del doctor Leonel Fernández. Se insiste en la búsqueda de una noticia o palo periodístico que saque a Quirino de los medios impresos y audiovisuales, así como de las redes sociales.
¿Cuál puede ser ese hecho noticioso tan trascendente? Me da la impresión que los ultranacionalistas vienen abogando por una tragedia con los vecinos haitianos que saque de los espacios periodísticos a Quirino, acontecimiento que serviría de pretexto, además, para incrementar el falso sentimiento patriótico que enarbolan, en lo que Leonel Fernández, confirmado ya como el líder de la ultraderecha dominicana, se repone de la caída sufrida.
Leonel Fernández exhibe silencio, pero sin dejar de hacer lo que sabe hacer: “establecer la agenda nacional”, mediante una poderosa red propagandística que involucra a centenares de medios de comunicación social y a miles de periodistas en toda la geografía nacional. Lo he dicho ya en otras entregas, Fernández sabe de comunicación e invierte en comunicación.
Pero Leonel podrá invertir los temas de la agenda nacional a su conveniencia todas las veces que quiera, lo que no podrá jamás es persuadir al Departamento de Estado sobre la viabilidad de su candidatura presidencial para la contienda comicial del 2016. No faltan expertos sobre política internacional que sostengan que las acusaciones de Quirino cuentan con la anuencia de Estados Unidos.
Y que ese es un mensaje claro a Leonel Fernández para que desista de sus aspiraciones presidenciales. Que de insistir en su pretensión se expondría a riesgos mayores, incluyendo una eventual extradición, precedente que involucra a otros antiguos jefes de Estado de la región, inclusive por delitos menores a los que atribuyen al presidente del PLD.
Danilo Cruz Pichardo
El Nacional
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