No se cumplen las leyes, no existe orden, reglas ni respeto hacia nada
Desde que en el día de ayer (domingo 28 de agosto / 2016) el presidente Danilo Medina dijo que el que fuera encontrado desforestando iría a la cárcel ha sido objeto de burlas en todas las redes sociales de República Dominicana. Danilo Medina fue que mantuvo durante cuatro años al más inepto ministro de Medio Ambiente que ha existido, un irresponsable depredador de la ecología nacional que por su inconducta y contubernio con los saqueadores de los recursos naturales no renovables, se necesitarán años para recuperar parte de lo perdido durante su gestión.
El Presidente fue que dijo en innumerables ocasiones que no buscaría la reelección, sin nadie preguntarle. El que nombró en Refidomsa a un ex funcionario que hubo que sacarlo de un ministerio a solicitud del cluster de ese componente de la industria nacional por lo ambicioso y desmedido que era. El que se hizo el desentendido cuando se excluyeron a los mayores responsables del escándalo de la OISOE. El que ignoró que sus subalternos no apelaran la sentencia que descargaba al mayor desfalcador que ha tenido en toda su historia el Estado dominicano, el que cambió de puesto a quien conocía el expediente completo de los aviones Tucano y el que permitió sin sancionar que cientos de sus funcionarios no hicieran su declaración jurada de bienes durante cuatro años, ni a la entrada ni a la salida.
Ese no tirar piedras para atrás, ese mal ejemplo del Poder Ejecutivo ha hecho metástasis en la sociedad dominicana y en el Estado, convirtiéndose en un cáncer irreversible, una orgía de corrupción e impunidad sin fin. Nadie cumple las leyes, no existe orden, reglas ni respeto hacia nada.
En lo particular no tenemos nada en contra del "cantante" o "artista" que se hace llamar Omega (Antonio Peter de la Rosa), aunque entendemos que necesita ayuda psicológica, es su problema si lo hace o no. Pero que las autoridades del Ministerio Público, el sistema carcelario dominicano, permita que un recluso exhiba una cadena de oro y un brazalete del mismo metal precioso estando confinado en la cárcel de La Victoria es romper todos los límites de lo razonable. Esta foto de Omega (observe el pantalón militar) y su visitante desnuda la realidad que vivimos.
No solo es un peligro para el preso el ser víctima de un robo, sino que esa cadena pudiera ser un arma para atentar contra su propia vida si por cualquier razón así lo decidiera. La mayoría de los ciudadanos que observen esto no se explicarán cómo se permite a una persona encarcelada hacer ostentaciones de poder económico en un penal, nosotros sí.
Es el mal ejemplo de los que mandan, es que vivimos en un país sin autoridades.
Juan Santos / Desde La República Dominicana
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