La prestigiosa publicación The Economist puso de relieve en su última edición las protestas de jóvenes dominicanos inconformes con las ejecutorias de la administración del doctor Leonel Fernández y con la reforma fiscal auspiciada por el Gobierno de Danilo Medina. Menciona los elementos de despilfarro de los fondos públicos, entre los que citó el nombramiento de empleados innecesarios, el abultado y bien pagado servicio exterior así como un déficit fiscal que es el doble del anunciado por Fernández.
La República Dominicana ha experimentado un crecimiento económico saludable en los últimos años. Pero es uno de los pocos países latinoamericanos donde la distribución del ingreso se ha vuelto más desigual en la última década. Eso es en parte porque el Estado hace poco para ayudar a los pobres: la recaudación de impuestos, un 12,8% del PIB, es la tercera más baja en la región. Para empeorar las cosas para el nuevo presidente, Danilo Medina, quien asumió el cargo en agosto, descubrió que el déficit presupuestario de este año sería del 8% del PIB, en lugar del 5% como afirmó el anterior gobierno.
Esto se debió en parte a causa de una borrachera preelectoral de Leonel Fernández, predecesor del señor Medina y aliados. Pero también por el aumento de los subsidios a las compañías eléctricas. Los altos precios del combustible y el envejecimiento de los equipos se agrega al costo del robo crónico de electricidad que es generalizado. Y ante un crecimiento frenado se han disminuido los ingresos fiscales.
La respuesta del señor Medina fue ordenar un aumento de impuestos al valor agregado del 16% al 18%, y la ampliación de su base de cobertura. También aumentaron fuertemente el selectivo de los cigarrillos y el alcohol. Esto enfureció a muchos dominicanos, normalmente bastante apáticos. Los empresarios pronostican una fuerte caída en las ventas y varios miles de personas salieron a protestar a principios de este mes. La ira fue mayor cuando la policía mató a dos manifestantes.
En vez de aumentos de impuestos, los manifestantes querían recortes de gastos. Se acusó a Fernández, que había sido popular durante mucho tiempo, de crear el déficit a través de la corrupción y de ocultar su tamaño. No hay evidencia de que estuviera involucrado directamente en chanchullos. El fiscal general recientemente desestimó una demanda por corrupción presentada en su contra por un político de izquierda.
Pero el dinero ciertamente fluye a través del gobierno dominicano como un colador. El Foro Económico Mundial, un equipo suizo, dijo que el país ocupa el último lugar en "despilfarro del gobierno". El Estado contrata a mucha gente en puestos de trabajo no esenciales -tiene más diplomáticos en los Estados Unidos que Brasil y los siete países centroamericanos combinados- y les paga generosamente. El presidente (Gobernador) del Banco Central del país gana un 32% más que Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos. Mientras tanto, el gobierno no cumple con el mandato constitucional de dedicar el 4% del PIB al ineficaz sistema educativo del país.
Medina ha hecho algunos gestos simbólicos para eficientizar la nómina pública. Despidió al Contralor del Estado después de que se reveló que él estaba a punto de recibir una pensión grande por un trabajo anterior en el gobierno y ha evitado al séquito que a menudo rodeaba al señor Fernández en los viajes al extranjero. Pero la nómina del sector público se va a incrementar en un 2,4% por encima de la inflación en 2013.
A pesar de las protestas, la reforma fiscal del señor Medina es probable que se aplique porque su partido tiene una mayoría sólida en el Congreso y con cuatro años hasta las próximas elecciones, el gobierno espera que los votantes tengan tiempo para olvidar. Pero el señor Medina ha advertido que se necesita reformar el sector público para que sea más austero y eficaz, al tiempo que los dominicanos cuenten con un suministro de electricidad confiable y buenas escuelas. De lo contrario los manifestantes atacarán de nuevo.
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