La sociedad y la administración del señor Fernández están en deuda con muchos propietarios de grandes empresas que para evitar la violación de la ley por el gobierno decidieron voluntariamente acceder al pago de esos impuestos.
En correspondencia con ese gesto, que impidió una situación de virtual ilegalidad con eventuales consecuencias muy dañinas para la economía, el gobierno debería congelar por lo menos la nómina pública y ceñir sus gastos a lo absolutamente necesario, sujeto a un estricto control de lo prioritario.
Es lo menos que puede esperar el país en las condiciones y circunstancias actuales. No es mi intención dar consejos a la autoridad, primero porque no me corresponde y segundo porque no me lo han pedido y seguramente nunca lo harán, para tranquilidad de ambos.
Sin embargo, es obvio que atravesamos una situación compleja y complicada que requiere de mucha sensatez y sentido común en el manejo de los recursos públicos.
Si para llenar los requerimientos del Fondo Monetario se hacía necesario apelar al desconocimiento de una ley e imponer a las empresas la obligación de tributar extemporáneamente, exponiéndolas a riesgos innecesarios y comprometiendo de este modo la estabilidad de buena parte de la estructura productiva, lo que por fortuna no se hizo,lo menos que puede esperarse es un constreñimiento del gasto gubernamental a fin de eliminar todo compromiso fijo que no comprometa la buena marcha del aparato burocrático. Se trata de un imperativo de estabilidad inaplazable.
Miguel Guerrero
La Columna de Miguel Guerrero
www.elcaribe.com.do
http://www.blogs.elcaribe.com.do/columnistas/miguel-guerrero/6127-la-columna-de-miguel-guerrero.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario