FUTURO INCIERTO
Como los recursos no se han utilizado en proyectos con altas tasas de retorno, se está en presencia de una estabilidad artificial. No es ni más ni menos sobre lo que han querido advertir los dirigentes empresariales Manuel Díez Cabral y Alejandro Peña Prieto al alertar que el problema por ahora no es el monto del endeudamiento, sino las consecuencias en el mediano y largo plazos.
Lo que está en juego no es cuál Gobierno se ha endeudado más y ni siquiera el monto de los empréstitos, sino los fines y, hasta cierto punto, las condiciones de las contrataciones. Es censurable que con un sistema eléctrico deficiente y costoso y con una educación que no responde a las expectativas de desarrollo el país destine alrededor del 40 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB) a compromisos relacionados con la deuda externa e interna.
Más por espinoso que por olvido el porcentaje del Presupuesto que se destina al pago de la deuda fue de los puntos que obvió el ministro de Hacienda, Vicente Bengoa, durante su disertación ante la Cámara Americana de Comercio. Prefirió, en cambio, deslizarse por el terreno político al establecer unas comparaciones que no venían al caso sobre el manejo de la deuda en los gobiernos de Hipólito Mejía y de Leonel Fernández.
La preocupación de los presidentes del Conep y de la Cámara Americana de Comercio anda por otro lado. ¿Qué pasará en el futuro con el modelo que lleva el país cuando todo lo que se ha logrado es en base a préstamos? La interrogante cobra más fuerza cuando se da cuenta de que la participación de la industria en el PIB ha descendido en los últimos 10 años de alrededor de un 34 a un 24 por ciento y que también ha crecido el desempleo en el sector agrícola.
Las señales de recuperación en países desarrollados y emergentes no son como para hacerse ilusiones, pues, de acuerdo con el sector empresarial, los signos no despejan los riesgos que pueden afectar la sostenibilidad fiscal y el desempeño económico de naciones como República Dominicana.
La incertidumbre que cunde tanto en los dirigentes empresariales como en importantes segmentos sobre el futuro de la población amerita, más que la inflada retórica que matiza el discurso oficial, de una reorientación del gasto público para estimular la competitividad y mejorar la calidad del empleo. Entre otros objetivos.
Editorial El Nacional
El Nacional.com.do
Imagen: Argenpress
http://elnacional.com.do/editorial/2011/1/22/72793/Futuro-incierto
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