Y en el medio, como la arepa que aguanta candela por arriba y candela por abajo, está Melanio Paredes, Ministro de Educación, quien ha hecho todo lo posible, y hasta lo imposible, por sacar esos temas de las primeras planas de los periódicos sin ningún resultado, simple y llanamente porque los Textos Integrados siguen recibiendo críticas por sus desfases y lagunas e igualmente se siguen reportando intoxicaciones de niños por ingerir el desayuno escolar.
Ese afán es el que explica que el Ministro se atreva a pedir a los medios de comunicación que ayuden al gobierno a preservar el Programa del Desayuno Escolar no maximizando las “leves afecciones” sufridas por los 17 niños que se intoxicaron en escuelas de Cotuí el mismo primer día que se restableció el desayuno, con lo que está pidiéndoles también que renuncien a su responsabilidad de informar, veraz y objetivamente, sobre aquello que se considera de interés colectivo, es decir de toda la sociedad dominicana.
¿Acaso no reúne el restablecimiento del desayuno escolar, con el que el gobierno pretende beneficiar a más de un millón 300 mil niños y niñas con una inversión diaria que ronda los 18 millones de pesos, ese requisito? Lo ideal, lo deseable, a lo que todos aspiramos es a que no se produzca una sola intoxicación a causa del desayuno escolar, un programa que por su trascendencia e impacto social estamos todos obligados a preservar y proteger, pero nunca a costa de ocultar la verdad o de tergiversar los hechos para que un funcionario pueda dormir tranquilo.
Claudio Acosta
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