Conocedores de la siquis del primer mandatario no nos extraña su discurso, cuando habla parecería que está hablando de otro país, no del desastre en que nos encontramos viviendo.
La respuesta a la carta pastoral de los obispos la encontramos cuando habló de los desagradecidos.
El que no lo notó es porque no quizo, le llamó desagradecidos a la iglesia católica.
Con el señor presidente no hay que forjarse esperanzas. El es el mejor presidente, sus funcionarios los más eficientes, el país está de maravillas, los equivocados somos los diez millones de dominicanos y haitianos que vivimos en esta media isla.
El año pasado le tocó a la dominicana que amamantó a niños haitianos huérfanos el ser usada políticamente, hoy a los becados. Cada padre va a pensarlo dos veces antes de aceptarle una beca a la clase gobernante actual, el precio es muy alto. Hay que uniformarse y portar una bandera en la Asamblea Nacional como pago a ese favor.
Lo menos que llegó a decir sin ningún tapujo el primer Ejecutivo de la Nación fue que la deuda externa (con todo lo que le restó) tan solo llega a US $12,054 millones. Y sin ningún sonrojo se atrevió a decir que las exportaciones agrícolas habían aumentado en el último año un 20.3%. Y no obstante esto, recalcó que en materia agrícola el país es un referente de otros países y puso como ejemplo los testimonios de el IICA, la FAO, el BID. Según su discurso los dominicanos producimos el 80% de lo que consumimos.
En los casos de narcotráfico y delincuencia osó decir que ninguno queda sin ser descubierto por las autoridades. Nos vino a la memoria el caso de Aduanas en Santiago, que todo el país está a la espera de los resultados.
En definitiva este es el discurso de Alicia en el País de las Maravillas, cada dominicano se siente más rico, más millonario...decepcionante.
John Goodman / Desde La República Dominicana
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