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jueves, 17 de febrero de 2011

¿Se oye o no se oye?



La Carta Pastoral emitida ayer por la Iglesia Católica  desnuda y denuncia una dramática y  desgarradora realidad que abate a la sociedad dominicana, matizada  por la inequidad, pobreza, corrupción, violencia y pérdida de valores.

Los obispos  han advertido a gobernantes y gobernados que no se puede construir  un país libre, soberano e independiente, en medio de una situación de atracos, sicariato, narcotráfico, politiquería  e inseguridad ciudadana.

Esa Carta, emitida con motivo del 167 aniversario de la Independencia Nacional y  de los 500 años  de Defensa a la Dignidad Humana, debería aguijonear a la misma conciencia nacional, en torno al  despeñadero moral  por donde se  enrumba la sociedad dominicana.

Lo dicho por los obispos atañe al Gobierno y a todos los sectores sociales, políticos y económicos,   a los que por acción u omisión les corresponde cuotas de responsabilidad mayores o menores por  los males denunciados.

 Parafraseando el valiente  sermón de Montesino, de hace cinco  siglos, la Conferencia del Episcopado se pregunta: “¿Con qué  autoridad se aprueban salarios injustos  con los cuales los trabajadores no pueden cubrir sus necesidades de alimentación, vestidos y viviendas?”

Los obispos han puesto  dedo sobre llaga  al denunciar que  la juventud  carece de oportunidad para educarse adecuadamente y de que a un 20 por ciento de la población se le  niega el derecho a un nombre y a su propia nacionalidad.

No basta  que el liderazgo político y social se limite sólo a inclinar el rostro ante  la terrible verdad  de que  una parte de la población malvive aun  en casas indignas construidas  en riberas de ríos y cañadas.

Esa Carta Pastoral constituye una bofetada moral a quienes   pretenden  ocultar cruentas marginalidades sociales  debajo de las  finas alfombras de  privilegios y corrupción.

Igual que  lo hizo  el Padre Montesino para denunciar  atrocidades  contra el pueblo indígena, los obispos han levantado su potente voz contra la situación de violencia, delincuencia, corrupción, politiquería y exclusión que  agobia a la mayoría del pueblo dominicano. Quien tenga oídos para oír, que oiga.

Editorial El Nacional  
www.elnacional.com.do

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