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sábado, 25 de junio de 2011

Qué hombre no desearía una chica así?



Mi vida es una montaña rusa
Haley Tanner, autora de «Vaclav y Lena», de 28 años, ha sacudido la escena literaria neoyorquina con una historia de amor y magia
Érase una vez una chica de Nueva York, Haley Tanner, que con sólo 28 años escribió una novela, «Vaclav y Lena», que un profesor suyo le había dicho que no la escribiera porque no se la iba a leer nadie, pero de repente la novela se publicó y dejó a muchos críticos y lectores de Estados Unidos tiritando de gusto. Y érase una vez también una corresponsal de ABC en Nueva York que hizo un viaje en Metro muy largo para encontrarse con Haley Tanner en Coney Island, uno de los escenarios clave de «Vaclav y Lena», recién publicada en España por Lumen.

«¿Subimos a la Wonder Wheel?», propone la misma Haley Tanner, encantada de seguir los pasos de Vaclav y Lena el día que se conocieron, ambos con cinco años de edad, ambos de familias rusas inmigrantes en Brooklyn. Aunque en la novela Vaclav y Lena se quedan con las ganas de subir a la noria de Coney Island porque Lena es demasiado pequeña. Entonces van a un teatrillo de donde Vaclav sale convencido de que un día llegará a ser un mago tan grande como Houdini, y Lena será su «adorable ayudante».

Y eso es exactamente lo que sucede, con matices. En la novela los poderes sobrenaturales del amor y la palabra toman el control de hechos espantosos, incluido lo más espantoso que puede sucederle a una niña rusa huérfana en Nueva York. Y hasta aquí puedo leer. Sólo añadir que este es un libro del que sales con el corazón extrañamente reforzado, con la sensación de que la escritura de Haley Tanner ha sacado lo mejor de ti. En «The New York Times» destacaron de esta autora «su absoluta ausencia de cinismo».

Al natural es rubia, bajita, delgada y con posible cara de rusa. ¿Forma parte pues de la comunidad de inmigrantes cuyo desamparo retrata tan bien en la novela? «Mi familia viene de Rusia, sí, pero vino hace cuatro generaciones», nos aclara. Tanner conoce esa cultura lo suficiente para apoyarse en ella al escribir, pero no tanto como para no tener que pedir ayuda para traducir al ruso una frase de la novela: «Está muerta en la ducha (ona miortvaia v dushe)». «Dejé la consulta en el contestador automático de un amigo y él me llamó preocupadísimo preguntando, ¿qué ha pasado?», nos cuenta partida de la risa.

Haley Tanner se ríe mucho, lo cual no le impide acercarse peligrosamente al llanto casi sin transición. «El último año ha sido una montaña rusa de emociones para mí», se excusa. Su triunfante libro se publicó el 17 de mayo. Su marido, Gavin murió el 17 de febrero. Llevaban juntos seis años. Se conocieron sólo un mes después de que a él le diagnosticaran un cáncer. «Él me lo contó el primer día, me dijo que sólo un 15 por ciento de las personas con su enfermedad vivían más de cinco años», relata con gran naturalidad. «¿Y aún así usted siguió adelante?», le preguntamos, y ella asiente convencida y orgullosa.

Con un candor fascinante que recuerda al de la novela, Tanner nos enseña una foto de su marido en el móvil. «Yo no podía creer que un hombre tan atractivo pudiese ser a la vez tan inteligente», se extasía, a la vez que reconoce que, aparte de la perfección, Gavin ofrecía pocos incentivos. «Nada de seguridad financiera por ejemplo, él trabajaba como camarero y era un desastre, siempre estaban a punto de despedirle, en cambio los clientes le adoraban», recuerda. Eran un matrimonio deliciosamente atípico: él tomó legalmente el apellido de ella y ella era la que pagaba el alquiler, escribiendo entre trabajos e incluso en el metro.

Todo esto se discute camino a otro gran hito de Coney Island, la mítica casa de perritos calientes Nathan’s. Haley Tanner afirma que su abuela, que vive en el Upper West Side, «va siempre a la ópera y a restaurantes caros, pero dice que no hay nada como un perrito caliente». Se va perfilando la imagen de una chica bohemia pero de familia judía buena o bastante buena. Que fue la primera de la clase (normal) y que lo pasaba fatal hasta que su cariñosa madre le hizo ver que «no es culpa tuya ser más inteligente que los demás». Hay una escena entera de la novela construida sobre este inmenso alivio.

«Vaclav y Lena» es una gran historia de amor entre niños y adolescentes, pero también entre madres e hijos. A Haley Tanner le interesan mucho la maternidad y sus misterios. No debe ser fácil saber qué va a pasar con tu biografía cuando con sólo 28 años eres viuda y autora de éxito. Pero, ¿no estábamos aquí para tomar el control de los hechos con poderes sobrenaturales? Abajo la posmodernidad, arriba la literatura y la magia.
ANNA GRAU / ABC
http://www.abc.es/20110625/cultura-libros/abci-vaclav-lena-201106250509.html

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