Clínicas privadas desafían normativas legales al aumentar por su cuenta en un 14 por ciento los precios de todos sus servicios, mientras los colegios, también en violación a la ley, disponen exorbitantes aumentos en costos de matriculación y amenazan con excluir de las pruebas finales a miles de estudiantes cuyos padres no han completado el pago.
Sobre los fondillos de la población se ha colocado un tizón ardiente y las autoridades por indolencia, negligencia o indiferencia no hacen nada por impedir o evitar que la candela de la inflación o desbordante afán de lucro termine por consumir el magro presupuesto familiar.
Con o sin seguro médico, familias de clase media tendrán que empeñar hasta las enaguas para poder acceder a la medicina privada, que en lo adelante será quimera para sectores de menores ingresos. Y como si negar derecho a la salud fuera poco ahora se pretende que el ingreso a cualquier colegio sea un súper lujo.
Aunque la Ley General de Educación prohíbe tajantemente que durante el año escolar se interrumpa la educación de un alumno o que sufra cualquier tipo de discriminación por falta de pago, muchos colegios han despachado a estudiantes por ese motivo o adelantan que no ofrecerán exámenes finales.
Esa ley es clara al señalar que los centros educativos privados sólo dispondrán la exclusión del alumno con efecto al próximo año escolar, sin desmedro a su derecho de perseguir civilmente a padres o tutores morosos, pero nunca interrumpir la educación del estudiante.
Lo penoso de este drama es que las autoridades de Educación no se atreven a decir siquiera esta boca es mía, menos aun a cumplir con su obligación de hacer cumplir la ley y garantizar el derecho de los alumnos a completar el año lectivo.
No se aboga, en ningún modo, para que los colegios ofrezcan clases gratis a hijos de padres o tutores que no cumplan con su obligación de pagar las mensualidades convenidas. Lo que se condena con toda el alma es la malsana práctica de condicionar las pruebas de término al cumplimiento de ese compromiso.
La mayoría de los colegios privados han incrementado sus precios de manera exorbitante, lo que sumado a la carestía de la comida, medicina, servicios médicos, transporte, alquiler, hipoteca bancaria, ha puesto el trasero de la clase media sobre un fogón ardiente, mientras el resto de la población coge candela por arriba y por abajo.
Editorial El Nacional
Caricatura: Cristian Hernández
http://elnacional.com.do/editorial/2011/6/17/86392/Tizon-ardiente
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