Se pone en marcha un plan para el total despojo de un bien público
El Centro Vacacional de Jarabacoa se honra con el nombre de Ercilia Pepín, (1886-1939). Maestra santiagués ilustre, mujer de excelsas virtudes, a su notable labor educativa, de elevado civismo, sumó, para su grandeza, su fervor patriótico, indoblegable, cuando botas interventoras de Norte América, hollaran el suelo patrio. Enclavado en el centro de una de las zonas recreativas y turísticas más apreciadas del país, la construcción del Centro fue confiada por el Presidente Dr. Joaquín Balaguer al Ing. Federico Medrano Basilis. Pero la obra realizada no fue del agrado del Dr. Balaguer, que así se lo hizo saber, cayendo en desgracia. El conjunto de casitas atropelladas, sin ningún encanto, hecho con limitaciones y poca imaginación, desentonaba con el medio ambiente, y su entorno, bucólico, pastoril, “entre pinares”, como interpretaría, melódicamente, la Espina de Ébano, nuestro Rafael Colón, acabando con el entusiasmo que alguna vez alentara el Doctor. La obra quedó prácticamente abandonada y no tuvo, desde entonces, ningún tipo de favor del gobierno ni acogida alguna del sector al que supuestamente estaba destinada.
Así la encontré cuando fui designado Secretario de Estado de Deportes, Educación Física y Recreación y me propuse rescatarla como parte del Programa Recreativo del Gobierno de Concentración Nacional, lo que encontró amplia acogida por el Presidente Jorge Blanco, quien dispuso el traslado inmediato de la administración de dicho centro a la SEDEFIR, emitiendo el Decreto No. 94/1982, mediante al cual se ofrecía a los vacacionistas, particularmente a empleados públicos y familia, programas recreativos y de esparcimiento, una vez restauradas, equipadas y dotadas de todas las facilidades las cabañas para su disfrute, incluyendo transporte y financiamiento mediante un convenio con el INAVI y con otras instituciones y organismos del Estado. La oferta de la dirigencia olímpica atraídos por el magno evento deportivo Santiago 86, prometía un contingente de atletas y de turistas que abarrotarían la limitada capacidad hotelera y habitacional de Santiago y sus alrededores, nos hizo doblegar el esfuerzo y la inversión, a la par con la Secretaría de Obras Públicas encargada de reacondicionar la carretera de acceso afectada por los fenómenos David y Federico.
Penosamente, todo aquel esfuerzo por dejar un vacacional funcional y atractivo resultó fallido al término de nuestra gestión. Pero nunca el abandono y la depredación llegaron a los extremos que ahora se nos revela, con nombres y documentos. La desfachatez y desparpajo con que un grupo privilegiado de dirigentes políticos, funcionarios gubernamentales, empresarios y periodistas, en contubernio con la actual administración, ponen en marcha un plan para el total despojo, en su beneficio, de un bien público que debió preservarse para mejor destino. Uso abusivo del poder y la autoridad, que deslegitiman la operación que viene a suplantar la ley, la ética y la decencia. Al menos, si la justicia no actúa y esclarece los hechos para establecer responsabilidades, debe tenerse el pudor de quitarle el nombre al Centro Vacacional. ¡La señorita Ercilia Pepín no se merece tal afrenta!
Luis Scheker Ortiz / Hoy.com
http://hoy.com.do/opiniones/2011/6/21/380940/El-Centro-Vacacional-de-Jarabacoa
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