El ex presidente Leonel Fernández con el Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez. Acento.com.do/Archivo.
ESTÚPIDOS E IGNORANTES RECLAMAN UN TRUJILLO, COMO SI YA NO LO TUVIERAN
La querella contra el ex-Presidente Leonel Fernández y FUNGLODE, presentada ante la fiscalía del Distrito Nacional, por el doctor Guillermo Moreno, es una acción trascendente.
Constituye un hito en la historia de la democracia dominicana, porque reivindica y le confiere un formal contorno legal, y la correspondiente canalización institucional, al sentimiento colectivo de hartazgo ante las permanentes agresiones, que los politiqueros en el poder perpetran contra el país y su gente.
También es un hito en la historia de los movimientos y las personas que reclaman un país con institucionalidad, transparencia administrativa y alguna noción de Justicia y Derecho.
Se trata de un ejercicio de una oposición potable, consciente, íntegra, responsable, que constituye un empoderamiento socio-político, y de acción ciudadana, cuyo primer y más importante mérito radica en el hecho de presentar resistencia a la permanente corrupción en la administración pública y al sabotaje continuo de La Constitución, las instituciones y los protocolos establecidos para el manejo de los bienes públicos.
Expresa la conciencia de que hay que ponerle un alto al irresponsable jolgorio de la corrupción en la administración pública.
Reafirma la voluntad de una parte de la sociedad dominicana, de modificar y reparar contrariedades y deficiencias absolutamente anacrónicas, e inadmisibles, en un entramado social que pretenda cualquier tipo de orden, aunque sea del más primario.
La querella del doctor Moreno es el oportuno y lícito establecimiento de un precedente impostergable, profiláctico, legítimo, de pedirle cuentas a los gobernantes por los pillajes, desguaces y oprobios en los que incurren cuando se encuentran al frente de la administración pública y confunden la República, su Constitución, sus reglamentos y la identificación de sus necesidades, con un tiesto que se puede patear y echar a un lado, a capricho y conveniencia de los sátrapas que la presiden.
Exactamente eso hicieron las autoridades al dilapidar más de 200 mil millones, sin que la distribución y las erogaciones se sometieran a los procedimientos correspondientes. Violaron las leyes y La Constitución. Y han ido a cobrar, como están haciendo ahora, exprimiendo impuestos a la gente común, para mantener su tren de vida de monarcas y sus hordas de adláteres, botellas y lambones, financiados con el dinero de nosotros.
Y van a seguir haciéndolo, si no hay una sanción y si pueden repetirlo y no les cuesta nada.
Fue lo que hicieron con el robo de la Sund Land, con el robo de la Barrick Gold, con el robo de Bahía de Las Águilas, con el robo de las playas, con el robo y el envenenamiento de nuestras aguas, con el robo de la Junta Central Electoral, con la política consciente y deliberadamente adoptada de promover los abusos y asesinatos policíacos, con el robo de la Justicia, con los robos de las nominillas y barrilitos, con la multiplicación del clientelismo, con el sometimiento y soborno de la prensa, con los robos mediante los aumentos descomunales de sueldos a los funcionarios de alto rango, al mismo tiempo que se recrimina a los maestros que demandan aumentos en salarios de 7,000 pesos.
La presentación de la demanda por lavado de activos, enriquecimiento ilícito y abuso de poder, entre otras acusaciones, es una excelente iniciativa.
Señala lo que a pesar de ser estridente y obvio, hay quienes esperan que resulte invisible, o sea aceptado con indiferencia y docilidad, mientras se mantienen las elecciones manipuladas, el uso de bienes públicos en campañas, la inoperancia institucional, la violencia, la inseguridad, el crecimiento de la miseria, que de un 33% saltó a un 42%; la vulnerabilidad de la ciudadanía y las francachelas eternas de los funcionarios, el partido, Leonel y el otro, que para ser humilde, no se sonrojó mucho cuando salieron a comprarle voto a voto las elecciones y que para ser honesto, no le molesta tener una botella del partido hablando en la televisión local todos los días, que cobra un sueldo en calidad de embajador en España.
Tampoco parece tener prisa en desmontar la estructura de clientelismo y dependencia parasitaria con la que mantiene un partido, drenando los recursos del país y disponiendo de ellos como si fueran suyos.
Son particularidades que bien corresponden a un Presidente que no respeta a su país y que tampoco se respeta a sí mismo.
El nuestro es un país continuamente agredido. Por años y décadas y siglos. Los atropellos que sufre no son episodios aislados, sino que se trata de la cotidianidad, asfixiante, embrutecedora, mutiladora, de un sometimiento impuesto por autoridades que están por encima de la ley, que no se ajustan a los parámetros indispensables de una democracia.
Sobre la demanda específica que ha presentado el doctor Moreno, existen documentos, evidencias y pruebas que han sido entregadas a la Fiscal Yeny Berenice Reynoso, y que esta debe investigar.
Una de los síntomas más escandalosos del nivel de precariedad de las instituciones y de la inoperancia del sistema de gobierno, es la falta de independencia de los poderes que conforman el Estado.
Esa es una situación insostenible, con la que se tiran por la ventana las propias bases del Estado y las garantías de los derechos políticos y civiles.
Un / una fiscal tiene que adherirse a las leyes y no puede ser el patrimonio de un partido, ni la marioneta de ningún maquinador perverso y menos de uno que haya dejado en bancarrota al gobierno y aún así siga ordeñándolo.
La querella del doctor Moreno es importante porque presiona al sistema para que responda con institucionalidad, en el tratamiento de casos que involucran a autoridades que no tienen el freno de ninguna ley.
Es importante porque aporta a una cultura de ejercicio del derecho ciudadano.
Es importante porque le ha mostrado a los paleros disfrazados de abogados que Leonel mandó a hacer desórdenes a la fiscalía, cómo se conduce un doctor en derecho que fue un fiscal ejemplar, que desempeñó sus funciones públicas de manera impoluta, no como ellos, que por donde quiera que pasan van dejando el mugrero.
Es importante porque nos muestra cómo deben actuar quienes no quieren que sus hijos vivan en un infierno, en un país donde se acepta que sea ley, batuta y constitución un tíguere ladrón y donde los más estúpidos e ignorantes reclaman un Trujillo, como si ya no lo tuvieran.
Sara Pérez
acento.com.do
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