Juan Pablo Duarte Diez.
Hoy se cumplen 199 años del nacimiento de un ser humano singular, que en su vida adulta se empeñó en forjar un país en el cual sus pobladores venían arrastrando una sumisión a Haití, desde que ese niño Juan Pablo había nacido nueve años atrás.
La situación de Santo Domingo, en esa década de 1820 era caótica, al estar sus habitantes sometidos a nuevas formas de sumisión en un vasallaje de costumbres extrañas, las cuales impactaron en los sentimientos de muchos habitantes de la antigua colonia española, quienes emigraron a otras islas cercanas o enviaban sus familiares más jóvenes al extranjero.
De esa manera Juan Pablo Duarte inició su caminar por Estados Unidos y Europa para asimilar la cultura de los países desarrollados y abrevar en una cultura que sacudieron sus inquietudes cívicas al vivir en países encaminándose por senderos democráticos, después de la era napoleónica.
La formación intelectual y política de Duarte, recibida particularmente en España, le sirvió para convertirse en una bomba de tiempo patriótica al llegar en 1833 a su país para casi de inmediato iniciar una labor del despertar cívico, que culminaría con la decisión de la separación de Haití el 27 de Febrero de 1844.
Duarte, lleno de ideales y buenas intenciones para con sus conciudadanos, sacrificó todo lo que tenía para garantizar perdurabilidad a su naciente república, amenazada desde adentro por sus propios conciudadanos y desde fuera por las hordas haitianas, que desde marzo de 1844 iniciaron sus invasiones para intentar recuperar su colonia.
Esa hermosa lucha y sacrificio inútil de un idealista se vio agravado cuando en 1864 intentó ser útil de nuevo a su país, y los restauradores de aquel entonces tuvieron temor del ascendiente en el pueblo, y casi sin dejarlo desembarcar por Monte Cristi, lo designaron embajador plenipotenciario para buscar recursos a la lucha restauradora en América del Sur. Esto colmó la copa del desengaño, y ya muy dolido, retornó a Venezuela donde moriría doce años después.
Ahora, en pleno siglo XXI, y a un año para celebrar el bicentenario del nacimiento de Juan Pablo Duarte, su desilusión sería mayor, y el dolor le rompería el corazón, al ver las condiciones de su Patria y la maldad de sus hijos en un franco deterioro de las costumbres cívicas y morales, donde la búsqueda del bienestar a como dé lugar, vulnera todos los principios políticos para un buen gobierno y satisfacción de los ciudadanos, sometidos al pillaje de la clase política.
La patria soñada por Juan Pablo Duarte no existe. Sus hijos, enganchados a la política desde el mismo nacimiento de la República, se han encargado de irla destruyendo, y en el siglo XXI consideran al país como uno de los países en donde predomina una corrupción estatal arrolladora. Ilustres visitantes, con vínculos supuestamente muy estrechos con algunos dominicanos, probablemente prefieren ir a Cuba o a Haití, en lugar de pisar el suelo dominicano. La reciente Pastoral de los obispos remacha la opinión de la existencia de una corrupción rampante.
Nuevas corrientes de aire cívico deberían comenzar a soplar en el país para tratar que el próximo 26 de enero del 2013 se hayan afincados las simientes de un renacer patriótico, apoyados en los empeños e ideales de Juan Pablo Duarte para forjar una patria libre de toda intervención extranjera.
Fabio R. Herrera-Miniño
Hoy
Dibujo: Wilson Morfe
http://hoy.com.do/opiniones/2012/1/25/411713/Duarte-Que-le-hapasado-a-tu-Patria
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