Félix Bautista.
Es alquimia pura la política en la República Dominicana, nombre que conservará el territorio hasta nueva orden porque el país se empezó a vender en grandes parcelas a precio vil en el último lustro del siglo pasado al FMI, al BM y otras entidades internacionales garroteras. En realidad, sus gobernantes tienen pendientes para “legalización” de entrega al capital foráneo pocos asuntos, entre los cuales el más importante luce ser Loma Miranda.
Eehh… Perdón por la digresión. Mi intención es ponderar la práctica exitosa de la alquimia política en la RD, donde los políticos sí que encontraron la piedra filosofal que transmutó sus miserias en fabulosas riquezas. Recordemos cómo Joaquín Balaguer se enorgulleció por la creación de 300 nuevos millonarios durante el régimen de los 12 años.
Balaguer, sin duda, fue un gran alquimista. Manipuló todo tipo de basura política. Dicho por él, se dio el lujo de convertir hasta en canciller a un papel higiénico usado. Sabemos que de analfabetas hizo congresistas, que convirtió en terratenientes a militares que tenían sueldos miserables, etcétera. Mas su obra cumbre fue transmutar, con todo y que ya estaba ciego, a un denunciante de la corrupción de su gobierno -al Leonel Fernández con ínfulas de izquierdista y progresista- en el mayor corrupto de la historia dominicana.
El viejo alquimista no veía, pero tenía el olfato de las abejas para a distancia detectar ambición, desvergüenza y perversidad, que son las propiedades principales que debe tener cualquier elemento a ser transmutado con el reactivo del poder.
Leonel no le falló. Para beneficio histórico de su mentor, el peledeísta no se quedó atrás de su maestro, lo superó. La pandilla completa de chancletudos con los cuales llegó al Palacio Nacional en 1996 hoy cuenta por millares los millones de pesos extraídos a las arcas nacionales. Si decidiera ofrecer al público la cantidad de miserables que ha hecho millonarios hablaría de varios miles, no de 300.
Siguiendo con los trabajos cumbres, el de Leonel lo encarna el ingeniero Félix Bautista. Félix, de muchacho de “manda’o” en la casa de Juan Bosch (con un breve período en la campaña de 1996 como asistente de doña Yolanda en la preparación y servicio del desayuno que el candidato presidencial tomaba a diario junto a varios que luego convirtió en su principales secuaces) fue convertido en jefe de la Oficina Supervisora de Obras del Estado, aunque lo que se sabía de él como ingeniero era que había sido sastre en su natal San Juan de la Maguana.
¿Y cuál fue la clave que generó la fabulosa transmutación de Félix? Doña Yolanda le cogió pena a su asistente porque sus compañeros, que en ese entonces le apodaban El Ratón, no le daban bola en sus vehículos cuando salían de La Agustina.
Un buen día para Félix, y malo para el pueblo dominicano, doña Yolanda -extrañada de que el diligente muchacho siempre se quedaba- lo llamó cuando éste cavilaba en la acera y, según supe, en esencia sostuvieron el siguiente diálogo:
- ¿Y por qué tú nunca te vas con ellos… no te gusta salir a hacer campaña?
- No doña, no es que no me gusta. Es que yo no tengo vehículo y ninguno de ellos quiere llevarme.
- Ah, pues no te preocupes que mañana yo resuelvo eso.
Al día siguiente doña Yolanda sentó a Félix al lado de Leonel y eso equivalió a montarlo en un cohete, pues su ascenso político fue meteórico. Luego tuvo una caída que lo dejó en llamas en Najayo, pero de allí se levantó con sus millones poco tiempo después cual Ave Fénix. Más Leonel no lo quería cerca de él dizque para no contaminar su campaña para los comicios de 2004.
Así ocurrió hasta que Leonel de regresó a la capital tras un viaje a Puerto Plata consideró que estaban muy separadas una de la otra las vallas que por centenares promovían su candidatura a lo largo de la ruta. Se quejó del asunto en una reunión con el equipo de promoción y publicidad.
Y definitivamente se levantó Félix de su ceniza, pues uno de los contertulios le dijo al líder:
-“Jefe, pero es que usted tiene fuera del equipo al hombre que le resuelve eso diunavé”.
- “¿A quién se refiere, compañero?”
- “A Félix Bautista”
- “Pues llame usted mismo a Félix”, concluyó el alquimista heredero.
Félix multiplicó las vallas en cada kilómetro en una semana, cosa que comprobó Leonel, quien decidió que haría de un tipo quemado por encarcelamiento por corrupción un gélido potentado.
Y Félix, ahora conocido con el más respetable apodo El Gato, gracias a la alquimia política, de andar a pie pasó a tener su propio jet. Sin obras conocidas en 1996 tiene su firma constructora ganadora de “concursos” internacionales. De fugarse debiendo meses por el alquiler del modesto apartamento en el cual vivía en el ensanche Quisqueya pasó a tener decenas de apartamentos y lujosas propiedades diseminadas por el territorio criollo. De tener deudas hasta en una bodega de Sabana Perdida ahora es cuentahabiente en dólares, pesos, etcétera allá y quién sabe dónde más.
Ah, la alquimia. El Ratón marginado por sus compañeros en la casa de Juan Bosch es ahora el segundo felino en importancia en la gatería del PLD, y del país político. Un elemento al que todos sus compañeros -viejos y jóvenes- tienen que defender con garras.
Mire, de Danilo Medina para abajo, todos los peledeístas quisieran tener la suerte de Félix cuando les toque el momento de enfrentarse con la justicia, porque ante él se prosternan hasta los jueces de la llamada Suprema Corte de Justicia. Es un injuzgable en la actual RD, algo histórico, porque es el procurador general del territorio que lo está sometiendo a los tribunales.
Ahora falta saber si por beneficio histórico Leonel hará con su obra cumbre lo que con él hizo Balaguer. El tiempo dirá, pero no hay duda de que Félix es un elemento con todas las propiedades (ambición, desvergüenza y perversidad) para hacer de él un presidente capaz de superar al más corrupto que ha ocupado el cargo.
Por hoy, me voy. Que Dios le llene de bendiciones, y se apiade del territorio que todavía se conoce como República Dominicana.
Rafael Calderón
Entre Ud y Yo
Foto: Félix Victorino